lunes, 27 de septiembre de 2010

Artesania y aviones... cuestión de paciencia




"Hemos visitado Gran Basam, la primera capital del país puesta por los franceses, que fue abandonada por la mucha mortandad a causa de la fiebre amarilla. En la hsitoria de Costa de Marfil ya vamos por la cuarta capital. Destaca la calle de artesanía y comercio que hemos recorrido casi entera, hemos visto cosas preciosas, algunas muy feas por muy africanas que sean. Los Yrizar han disfrutado comprando, y yo pudiendo ver y comparar precios. Todos quieren tenerte por cliente y son insoportables, dale con el “premier prix Monsieur”. Parecen gitanillos del romerillo. En la “Cité historique” hemos visto la cooperativa del célebre J.Coco, y el gran y bellísimo taller de batiks.





La playa es como paraíso de cocoteros, palmeritas, estamos ante el Atlático, donde me he remojado los pies. Aquí no hace falta ir al mercado pues delante de tus narices pasa todo el mundo vendiéndote de todo. Tres niñas se han plantado delante para que comprásemos una pequeñita piña, han estado todo el rato, cansinas como ellas solas, pero yo no tengo ni un céntimo de franco, así que no puedo hacer na de na. Las pobres han mantenido la esperanza hasta el último momento, yo creo que en parte por caerle en gracia y tenerlas entretenidas, pero se han ido con las manos vacías.
La tarde huele a despedida, he grabado la que sería última toma para el reportaje, yo jugaba con ventaja pues las preguntas ya me las sabía, no sé si habrá quedado poco seria pues con tanto filling, parecíamos un sket de Cruz y Raya. También en ese buen ambiente he grabado un saludo a la familia y amigos de España que los Yrizar harán llegar, “Merci beaucoup!”.
Tras cenar nos vamos al aeropuerto, con cuatro horas de adelanto, y sorpresa ¡esto es África!, el vuelo está “annuled, canseled”, no hay que saber mucho para saber lo que significa: Los Yrizar vuelven a la Côte d’Ivoire. Nadie sabe nada, en información la única persona a quien poder quejarse,es una chica recogiendo su bolso y pintándose las uñas. Incluso un grupo de jugadores que iban a Casablanca, lo ven con normalidad, se callan y se van a casa para ver si mañana hay mejor suerte. Ay, ay, ay, sí esto es África¡ Mañana al final seguiremos estando bien acompañados, y el lunes ya veremos…"

[26 de aeptiembre de 2009]

sábado, 25 de septiembre de 2010

Una burda copia del Vaticano


"Hoy hemos visitado el dispensario de las carmelitas misioneras. La hermana Pascal nos ha hecho una muy buena situación de Costa de Marfil, especialmente en lo sanitario. Su trabajo está muy bien hecho, pero al pueblo o no le interesa la salud, o pese a lo poco que pagan no pueden acceder a ella. Ha sido muy interesante su reflexión sobre el sida y la visita del Papa. Me alegra haber coincidido con su posición a pesar de que yo la hacía desde la distancia. También hemos visto el Foyer de las chicas que llevan las hermanas.
Luego tocó despedirnos de Michel, y emprender rumbo a Abidjan, con escala en Yamousukro visitando la Basílica de Ntra Sra de la Paz. Es una copia burda de San Pedro de Roma, que pretende dar el pego y aires de grandeza, es incluso más alta que la original. Cuesta trabajo entender que pinta un edificio como éste en estas tierras africanas. La verdad es que está bien mantenido pese a ser un decorado de Hollywood. El interior es muy bello gracias a sus grandiosas y hermosas vidrieras. Un detalle nos habla de esta peculiar forma de ser los africanos: han empezado después de diecitantos años el hospital que Juan Pablo II puso por condición construir para inaugurar el templo, han colocado una gigantesca valla perimetral para las obras que están pintando de amarillo y blanco, menudo trabajo y dinero desperdiciado.
A la noche llegamos a los hermanos marianistas, salimos a cenar al estilo americano o senegalés, o qué sé yo. Volvemos y nos encontramos con una macro vigilia de oración carismática 100%. Aquí parece tener mucho éxito, pues se mezcla con lo sectario, milagrero y folklórico. Dura hasta la madrugada y apenas pude dormir, además obsesionado con el mosquito de este cuarto." [25 de septiembre de 2009]

viernes, 24 de septiembre de 2010

Los mosquiteros del Colegio Gamo Diana

"Hoy principalmente hemos visitado el Foyer del Perpetuo Socorro, hemos conocido sus instalaciones y a la familia que lo gestiona. Aún no han llegado los chicos, salvo uno. Es un gran proyecto para posibilitar la educación de los jóvenes que son obligados a desplazarse. Pero son insuficientes las 104 plazas del mismo, por eso todos piden una ampliación. Las instalaciones son bastante buenas, y es aquí donde han venido los mosquiteros del colegio de San Gerardo. Es grato ver que las cosas se hacen y llegan a su destino.
También ha sido la primera misa aquí. La gente es bastante diferente, estos son menos protocolarios, se nota que son de pueblo, parecen más espontáneos, no se dan tanto la mano, pero sonríen, aplauden, cantan más autóctonamente.

He tenido ocasión de hablar mucho rato con un joven y con el responsable y creo que es posible que en el tu a tu yo acabe hablando algo de francés. Nos han regalado en el Foyer, un marco increíblemente bien envuelto con la frase a la que ayer hacía referencia: “Le bien fait n’est jamais perdu¡¡” algo así como “¡lo bien hecho, nunca se pierde!



Por la tarde hemos estado en los jardines de la comunidad. Aquí los jardines con las hermosas plantas y bellas flores son un auténtico Versalles. Ha vuelto a llover y es que aun estamos en la estación de lluvia, pero poca cosa, eso si mucha humedad. Se está muy bien bajo el apatam. Ha comenzado la grabación a los redentoristas. Ha sido muy emocionante oir todo lo Jose Mª nos ha contado y lo que he podido intuir de lo dicho por Michel. Uno se llena de orgullo y satisfacción mucho más que el mismísimo rey de España, de ser miembro de esta familia redentorista. La grabación ha resultado toda una aventura.
Por la noche una grata sorpresa. He podido conectarme a internet, pues aquí no estamos en zona rebelde y durante la guerra, que aquí le llaman crisis, y esto si es crisis de verdad, no le robaron el cableado telefónico. He conseguido enviar y responder correos y lo mejor ver y hablar con mis padres y hermana.

La noche canta y el día espera un nuevo mañana…" [24 de septiembre de 2009].

jueves, 23 de septiembre de 2010

Carlos Mtnez: "yo he experimentado en Tiebissou que Dios libera y libera mucho"


"Y siguiendo con los encuentros ecuménicos hoy visitamos Broukro Village donde “la Chef” nos va a recibir con todo su séquito. Es el pueblo Baoulé que da nombre a nuestro barrio por estar más próximo, y los orígenes son animistas. Mucha gente alrededor como siempre y un recibimiento al modo corte faraónica. Son muy acogedores destacan las presencias con los paños baoulés y los oros. Vemos una granja y su cultivo de arroz. Muchas personas muy mayores se les ve enfermizas, también veo minusválidos y desvalidos todos muy pobres. Allí hoy nos ha llovido. Luego nos brindan en el interior de una casa presidida curiosamente por una imagen del Sagrado Corazón de Jesús tres de sus mejores mejunjes, los tomamos en cuencos de coco. Sabe a sidra fermentada, incluso el culín hay que tirarlo a un barreño. Están buenos, pero es difícil adivinar que son. Quedamos muy contentos con el encuentro, al igual que ellos.

Con un poco de retraso llegamos a Tiébissou, allí nos espera Michel.
Hemos visitado la biblioteca de San Alfonso en el mismo recinto de la Misión, y su responsable nos atendió. Lleva bastantes años, pero tampoco hay muchos libros. Las instalaciones están bien, incluso los pupitres nuevos. Dicen tener más de 300 personas que la utilizan, pero aún el curso no ha comenzado realmente aunque nos dicen después las hermanas carmelitas que oficialmente se inicio el día 14.
Pasamos por la iglesia de Ntra. Sra. de Lourdes, vemos las ampliaciones, descubrimos la historia del icono del Perpetuo Socorro que era de una señora de Abidjan donde antes de llegar los redentoristas a Costa de Marfil por medio de la devoción de ella se hizo una parroquia con el nombre de nuestra Virgen. La señora lo donó sin esperarlo después de haber contactado con ella, aquí a la misión de Tiebissou, es por eso por lo que el sitio para el icono es un poco reducido. También destaca la placa que recuerda la vida de Carlos Mtnez, emociona estar aquí en donde él dejó su corazón y su vida, en sus lugares y entre su gente. En la placa la frase del evangelio del grano de trigo que muere y da mucho fruto. Recuerdo constantemente la palabras de Carlos, “yo he experimentado en Tiebissou que Dios libera y libera mucho”. Sólo fueron dos años los que aquí estuvo, pero han dejado una huella profundísima tanto en ESpaña como aquí en su pequeña gran Patria.
En casa nos reciben como en Broukro un coro baoulé que está ensayando en un “apatham” exterior. Son mujeres en su mayoría, nos cantan, nos bailan, y nos dan la bienvenida “akwba” con la versión africana del "Oh María, Madre mía". Nos presentan y rompen con bravos y sendos aplausos. Tenemos la oración comunitaria. La capilla es como un “apatam” muy acogedor y bonito. Dentro de algún tiempo pasaré también aquí parte de este año pastoral." [23 de septiembre de 2009]

miércoles, 22 de septiembre de 2010

Sigo conociendo el lugar... Dispensario y Encuentro con Musulmanes


"Sigo conociendo el lugar, el barrio, la parroquia, los proyectos, el país, su cultura, sus religiones, sus costumbres y sus reivindicaciones, y ello con la ayuda de los Yrizar.
Muy interesante la mañana que hemos pasado en el dispensario médico. Ahí estaba la monja, un tanto rarita y las tres auxiliares que con tanto cariño y solidaridad allí trabajan repartiéndose el el poco trabajo que va llegando, eso sí, con mucha organización. El alma del proyecto son estas otras mujeres.
No queda claro cuanta gente pasa por allí, pero vemos a bastante más gente de la que nos dicen. Ellas solo cuentan las que la hermana atiende, pero pasan consulta a muchas más que no toman nota. Vemos muchos niños, y la gran mayoría de los pacientes son por el paludismo. El trato es bueno, tiene suficientes y buenos medios, pero no le sacan todo el partido, es posible que haya que replantear el modo de llevar el dispensario adelante. Pese a todo es un placer poder pasar con las mujeres y los enfermos la mañana, y ver que Ntra. Sra. del Perpetuo Socorro, sigue socorriendo y sanando a los más abandonados del mundo aquí en África. Me siento orgulloso de ver como la solidaridad de España contribuye y mantiene todo esto.
La tarde también ha sido muy interesante. Se había concertado una visita a la mezquita y entrevista con el imán. Lo que parecía imposible ha sido un bellísimo encuentro ecuménico en toda regla. Una gran recepción de las diferentes autoridades musulmanas de Broukro, elegantemente vestidos, con las mujeres en segunda fila y los varones delante, junto a algunos miembros del consejo parroquial de San Marcos. Se ponen los pelos de punta ver tan buena y pacífica convivencia. Parece una recepción de las grandes autoridades religiosas, ni el Papa creo que lo hubiese disfrutado tanto como nosotros. José Mª se le ve alucinado y emocionado.
Ellos lo han vivido como un gran y el primer encuentro ecuménico entre diferentes religiones. ¿Estará brotando algo nuevo para Broukro? La fraternité se hace más palpable. El trato, repito, ha sido excelente, y nos han enseñado los cimientos y pilares de lo que ya utilizan como mezquita, pese a iniciarse hace más de 13 años, puede que falten otros tantos. Parecía una inauguración por un ministro. Curiosamente no hemos tenido que descalzarnos por no estar acabada. La actual mezquita recuerda mucho a las capillitas de América Latina, muy simples y pobres en todo, pero cuyas pareces y alfombras podrían gritar las súplicas de sus fieles." [22 de septiembre de 2009]

martes, 21 de septiembre de 2010

Estadio iluminado como el mismísimo Bernabeu




"El proyecto integral de la persona que nos han presentado por la mañana es muy interesante, parece una gran alternativa y que funciona bien. Gente preparada que enseña junto a la hermana ursulina a chicas y dos chicos, alfabetización y un oficio de corte y confección. Hay más de 30 Singer de toda la vida. Las posibilidades parecen ser muchas para que el proyecto.


Me gusta la forma de ser de estos jóvenes, se les ve inquietos y nada gamberros. Muchos parecen responsables, están a tu lado sin tonterías ni faltas de respeto, totalmente diferentes de los jóvenes europeos.
Por la tarde nos hemos acercado en coche a Bouaké ciudad, parece que es algo más peligroso, aún la presencia rebelde se ve por algunos lados, pero poca cosa. Se aprecia algunos lugares destruidos después de la guerra. Vemos la presencia de la ONU, Unicef, OMA, pero parece todo poco eficaz. El centro es un hervidero de gente especialmente niños y niñas muy elegantemente vestidos, están de fiesta por el inicio del nuevo año para los musulmanes, pues ayer acabó el Ramadán.
Otros dos detalles chocan, como el nuevo campo de futbol construido por unos chinos junto al viejo campo, mucho más nuevo que el 90% de las viviendas de esta buena gente. Por nombre “la Paz”, y dicen que sólo se jugó el día de la inauguración, pero pese a todo por la noche está iluminado como el mismísimo Bernabéu. También las bocas de riego contra incendios en todo Bouaké pagadas por una ONG creo que suiza, de lo más inútiles posible.
Hemos visto un pequeño oasis, el Hotel Mon Afrik, un lujo para estos lugares, donde al menos 5 chicos he visto trabajando y no había más clientes que estos 4 españolitos tomando una cerveza. Está muy alejado de la ciudad, y no me explico cómo, ni de que se sostiene esto. A la vuelta hemos visto y grabado una bella puesta de sol, con los tonos anaranjados y dorados tan africanos. Luego una vuelta por la Catedral, entramos por un portón y dentro es como nuestro barrio, un poco de abandono, unas paredes y chapa. Los exteriores de nuestra Iglesia están mejor adecentados. No la vimos por dentro, no hay plaza ni edificios importantes alrededor, se distingue por una torre campanario muy visible con su reloj como el de la Puerta del Sol. Nunca vi una Catedral tan humilde como esta, ni cuando estuve en Honduras." [21 de septiembre de 2009].

lunes, 20 de septiembre de 2010

Yahokro de lo más típicamente africano


"Por las calles hoy huele a fiesta, se nota que es Domingo, además coincide con el fin del Ramadán.
Por la tarde visitamos otros proyectos de AS con Madame Chantal, resposable de uno de los gallineros con ayuda de su familia y trabajadores. Ella quedó viuda con cinco hijos, sus hijas parecen sus hermanas. Los gallineros están en los poblados, muy distantes por caminos intransitables, pero el 206 todo un campeón puede con todo. Allí en Yahokro todo es de lo más típicamente africano. Niños juntos bajo el árbol comiendo del mismo cuenco una masa pastosa con las manos, junto a los perros alrededor… niños en pelotillas comidos de moscas… madres dando de mamar a los pequeños colgando de su teta… un pozo no se sabe si explotado… mujeres sentadas con sus coloridas vestimentas contemplando el panorama… hombres y zagalones merodeando… niños y más niños por todas partes jugando con cualquier cosa, con la rueda vieja y los palitos haciéndola girar… con un tirachinas sin goma… dando brillo a un brazalete plateado con una lija totalmente desgastada… o vacilando de móvil, cuando lo que guardaba era la mitad de un mando a distancia viejo.
Poco a poco me voy dejando rodear de ellos, colocados enfrente de mí, muy atentos intentando hacernos comprender, aprendiendo, conociéndonos, haciéndonos un poco más hermanos.
También hemos visto la única bomba que sigue funcionando, y unos señores nos enseñaron como se cultiva la mandioca, el igname y los anacardos. También hemos visitado un poblado auténtico a la hora de la cena, con las mujeres preparando ollas al aire libre y machando mandioca con esos largos mazos y ese sonido tan peculiar de cada golpear.

Allí no recuerdo el nombre del lugar hay una bella capillita a modo de apatán donde esta mañana fue Hervé a celebrar, tiene su encanto, pero es allí donde se quiere construir una capilla estable. Es uno de los proyectos donde voy a ir trabajando en breve. Estas prácticas arquitectónicas van a ser de lo más interesantes y enriquecedoras, espero ser capaz de hacer algún buen trabajo al respecto." [20 de septiembre de 2009].

C'est l'Afrique, vuelve a abrir su ventana a África

Hoy se cumplen tres meses de mi vuelta a España después del tiempo pasado en Costa de Marfil.
Aún sigo reencontrándome con mucha gente pues el periodo vacacional ha estado de por medio.
Aún son muchos los que me piden que les cuente que he vivido en aquel apasionante país de África.
Aún son muchos los momentos en los que mi mente vuelve a aquel país de tierra rojiza, de sol anaranjado y de gentes llenas y radiantes de color y alegría.
Llevo mucho tiempo viendo cómo podría continuar con este blog que inicié en su día para compartir con todos.
Me creía que el blog ya había caducado y por tanto cumplido su periodo y misión, pero dado que todo parece estar muy vivo en mí, creo que he de seguir compartiendo desde aquí.
Desde el día en que llegué a Costa de Marfil, fui recogiendo mis notas, impresiones y reflexiones a modo de diario. Esto fue posible hasta que los cuatro meses de cortes de luz que sufrimos, lograron acabar con mi paciencia y disciplina y me vi obligadoa interrumpir dicha tarea. Pese a todo tengo un amplio diario repleto de experiencias hasta finales de febrero.
Dado que dispongo de un material ya elaborado, y que desde España el publicar en internet me resulta bastante más fácil, voy a tratar de ir colgando cada día un trocito de esas notas diarias acompañándolas de algunas fotos, las cuales me resultaban muy dificil de compartir estando allí.
Espero por tanto iniciar un nuevo periodo, quizás de asimilación y digestión de todo lo vivido, con el tiempo y los kilómetros de por medio que me hacen contemplar todo desde otro punto de vista.
Quiero mantener esta ventana abierta por la cual podamos seguir asomándonos a África, y por qué no, quizás algunos nos atrevamos a volver a saltar por ella.

martes, 13 de abril de 2010

Yésu fitéli¡¡¡ Alleluia¡¡¡ [II]

El Sábado Santo estuvo marcado por la preparación de la Vigilia Pascual. En la iglesia, las mujeres decoraban el templo con espectaculares flores africanas y otras menos vistosas elaboradas con papel higiénico de colores, un toque hortera que nunca puede faltar en las grandes celebraciones. Todo estaba revestido de telas blancas que indicaba la gran noche de la luz. Los técnicos preparaban el equipo de megafonía, los monaguillos ultimaban los detalles litúrgicos y el grupo de catecúmenos que en la noche serían bautizados ensayaban la celebración con el cura, mientras las corales repetían una y otra vez los múltiples “Aleluyas” que en la Noche Santa se escucharían.
A las 20:30h. daba comienzo entorno a la gran hoguera, nada de un pequeño fueguito, la gran celebración Pascual. La luz iba aumentando muy gradualmente, así como el clima de alegría y fiesta, que pronto y en el momento del Gloria llegaría a su apogeo, con toques de campanas incluidos. En este día hice de acólito junto a Gerard, con lo que no perdí detalle de todo lo que estábamos viviendo. No sé cuantos cantos sonaron durante la noche, pero calculo que no menos de una treintena, y en todos me unía a las palmas y bailoteo al que me invitaban. Todo el mundo estaba bellamente vestido con sus mejores galas y paños baoulés, hombres y mujeres vestidos al modo de los chefs de poblados. Especialmente destacaban la larga veintena de nuevos bautizados, vestidos todos con el mismo paño reservado para los sacramentos, si bien cada cual con un modelo de los más raramente confeccionado, una práctica que evita que se den grandes diferencias y exageraciones entre los catecúmenos.
El momento del bautismo fue emocionante. Nunca había visto bautismos de adultos en la Noche Pascual; también fueron bautizados cuatro bebés. Impresionaba ver a los jóvenes y menos jóvenes adultos acercarse a la pila e inclinar su cabeza para recibir las aguas bautismales, especialmente las cabezas de las damas con sus complejísimos bucles y otros artificios. Algunos tenían dificultades para caminar y su padrino hacía de verdadero lazarillo. Todos recibieron igualmente su Primera Comunión y algunas parejas se comprometieron en Matrimonio delante de todos los presentes. No faltaron los cantos y aplausos para dar la bienvenida a los nuevos miembros de la Iglesia, en una preciosa procesión de todos ellos entorno a la iglesia con sus velas encendidas portando la Luz del Resucitado que acababan de recibir, algo así como una conga a la católica.
Pasada la medianoche, y próximos a finalizar la celebración, Gerard me invitaba a sostener dos casullas que iban a ser bendecidas, con la propuesta de la gente a que tendría que volver tras la ordenación para que viesen como me quedaban. Una simpática manera de expresarme sus deseos y cariño.
De nuevo en el momento de salida los gritos de júbilo y fiesta se dispararon. No cabía duda de que Cristo había resucitado un año más renovando nuestra fe y esperanza, llenándonos de color, vida, agua y luz. Agua que incluso en forma de lluvia se recibió durante la noche como una autentica bendición pascual dada la escasez de lluvias que este año se está sufriendo en esta parte de la tierra.
Tras cerca de cuatro intensas horas, el ambiente hablaba de vida, si bien y después del soletazo del día anterior, mi cuerpo deseaba encontrar el reposo, no el de la tumba, sino el de la cama que me devolviera la salud. Unas cuantas pastillitas y unas buenas horas de sueño me hicieron sentir en la mañana de Pascua que también la Resurrección me había alcanzado.
El Domingo de Resurrección fue similar a la celebración de la Vigilia, pero esta vez en un poblado, N’Gdankro, donde otros diez nuevos adultos fueron bautizados y bendecidos en matrimonio según los casos. La misa fue al aire libre, bajo la ligera sombra de un chambao de palmas y troncos cubiertos de los paños de fiesta, con el fin de acoger a los muchos invitados a la celebración. Después, todo el mundo se desplazó para comer, beber, cantar y bailar, en los corrales de unas casas, donde la fiesta religiosa se convirtió en fiesta para todo el poblado, más allá de credos y confesiones, alegrándose con el gozo de quienes son parte de sus vidas.
Cuando pensé que ya todo había acabado y que me entregaría a una agradable siesta en Tiébissou, comenzó un rosario de visitas por los patios de los bautizados en la noche anterior, donde la comida y la fiesta nos esperaban, y donde todo el vecindario, especialmente una gran chiquillería, estaba congregado. Los homenajeados continuaban con sus vestidos sacramentales, sus signos bautismales, sus sonrisas, su belleza, alegría y gozo. Fue verdaderamente una jornada de fiesta y fraternidad, que se extendió durante la Octava de Pascua.
Esta semana de la Octava ha culminado con una peregrinación a Issia, ciudad del Este del país, al Santuario Notre Dame de la Delibrance, donde unas 15 mil personas se han concentrado. Una especie de romería donde lo religioso, lo milagrero, la fe y la superstición se mezclan peligrosamente, dando lugar tras toda una noche de vigilia en oración, a que muchos digan estar viendo a la Virgen u otras curiosas “maravillas”. Desgraciadamente este tipo de cosas también forman parte de este pueblo tan necesitado de ver claramente a la Luz del Resucitado, lejos de fetiches, adivinos, espíritus, ancestros y genios. Una difícil tarea para la misión en África.
¡Feliz Pascua de Resurrección pues “Yésu fitéli”!

miércoles, 7 de abril de 2010

Jesú fitéli¡¡¡ Alleluia (I)

“O dili lé nsan, o fin èwié nu fitéli”. Y al tercer día resucitó de entre los muertos. ¡ALLELUIA! Así reza el baoulé el núcleo central de su fe en este tiempo de luz, agua y vida.
La Semana Santa ha pasado y también en Tiébissou, Cristo ha resucitado ¡ALLELUIA! Creo que nunca había oído tantas veces durante una Cuaresma la palabra Aleluya, pese a que la liturgia reserva este grito de júbilo hasta la Noche Pascual. Aquí el grito de júbilo, alegría y fiesta por “Jésus, le Vivant” (el Viviente, el que vive) es una constante en el día a día de los cristianos, y es un grito que ni la Cuaresma puede detener. Pese a todo en la Vigilia Pascual ha sonado con una fuerza atronadora.
No es preciso decir que esta Semana Santa ha sido diferente, especial, preciosa y nueva… sí, como todas las Pascuas lo son.
El Domingo de Ramos lo pasé en Tiébissou, que en los días previos parecía verdaderamente la Ciudad Santa, hervía en un gentío que venía de los poblados para preparar estos días de fiesta, comprar, vender, recibir a los familiares que llegan por estos días. Este bullicio y jaleo se apreciaba al comienzo de la Semana Santa. Los cristianos nos convocábamos lejos de la iglesia, cerca de la carretera que da entrada al pueblo, a las afueras de esta pequeña Jerusalén, todos con verdes palmas en las manos. Me extrañaba ver diferentes grupos de gente con palmas y bien ataviados, si bien con vestuarios de lo más extravagante. Eran pequeñitos grupos de cristianos de diferentes iglesias los que íbamos encontrando durante la procesión hacia nuestra parroquia, que miraban la auténtica algarabía de cánticos y danzas con la que los católicos marchábamos. Me imaginaba a diferentes “Jesuses” entrando al mismo tiempo en Jerusalén y cada judío siguiendo a su propio Mesías, o teniendo que decidir a cual alabar y seguir. La escena me produjo dolor y tristeza, y me invitaba a orar por la unidad de los cristianos, en forma de saludos y deseándoles a nuestro paso un buen día de fiesta; creo que no recibí ni una sola respuesta de su parte, más que unas miradas perplejas ante tal gesto.
El Martes Santo fue un día de Iglesia. Pude participar junto a todos los sacerdotes y el Obispo de la Diócesis de Yamoussoukro (no llegan a 50), de un día de retiro que terminó con la Misa Crismal en la que se bendicen los Santos Óleos. Era la primera vez que estaba en una de estas misas, y fue impresionante ver una humilde Catedral de san Agustín, abarrotada de gente, con un calor agobiante, arropando a su recién estrenado y jovencísimo Obispo, Marcelin YAO rodeado de todos los sacerdotes que trabajan en esta zona de Costa de Marfil. Pude apreciar cómo en África el pueblo quiere y ama a sus pastores, y cómo éstos saben estar cercanos al pueblo al que también aman. Durante una sencilla y exquisita cena, pude intercambiar unas palabras con el Obispo, quien me pidió mi opinión sobre esta Iglesia que estoy conociendo: “Usted, usted es la imagen de esta Iglesia. Una Iglesia muy joven que está creciendo, que siente, late y ama”. Yo mismo pude sentirme acogido por el Pastor de esta Iglesia, quien me dijo tener las puertas de sus Diócesis abiertas para regresar cuando sea sacerdote.
Jueves Santo lo pasé en un poblado, N’Gangro, junto a Michel en su primer Jueves Santo como cura, algo que siempre emociona e impulsa a los que nos preparamos para ello. Sin grandes preparativos, y sin necesidad de teatralizar, se reprodujo en aquella pequeña capilla de chapa y adobe la escena más próxima que yo he visto de lo que sería la Última Cena de Jesús con los suyos. Poco más de una veintena de comensales, catorce hombres contando al cura (casi como los Apóstoles), cuatro niños y un puñado de mujeres, como a buen seguro estaban presentes en aquella primera Eucaristía. Todo a la luz de las velas y las lámparas, ya que no llega la electricidad, tomaba si cabe más sabor a auténtico y verdad. El lavatorio de pies fue igualmente impresionante. No era simplemente un gesto. Todos nos dejamos lavar nuestros pies, los dos ya que Jesús habla en plural. Catequistas, catecúmenos, religioso, hombres, mujeres y niños, blanco y negros, jóvenes y ancianos, sanos y enfermos… todos pasamos por las aguas del servicio y amor fraternal. De manera especial me marcó el momento de ver lavar a una joven cuyos pies estaban totalmente retorcidos y parecían muñones. Después de ser lavado y pisar sobre el suelo, resultaba agradable sentir en las plantas del pie cómo se adhería la tierra y formaba un barro que hablaba de la humildad y simplicidad que requiere el servicio.
El Viernes Santo lo celebré igualmente con Michel en otro poblado, N’Gathadolikro. En estas tierras es costumbre hacer el Viacrucis justo antes de celebrar la Muerte del Señor, con lo que a las tres de la tarde, bajo un sol de justicia, estábamos recorriendo el poblado de estación en estación. Creo que aquí comenzó también mi pequeño calvario y empecé a sentirme mal, quizás insolación, cansancio o palú como aquí llaman a cualquier estado de malestar, nada grave que no se cure con un poco de reposo y con un “o dili lé nsan, fitéli”. La celebración resultó de lo más rara que haya visto, litúrgicamente desastrosa, y se notaba que éste poblado era la primera vez que celebraba con sacerdote un Viernes Santo, así como que para el cura era su debut en un día como hoy. Con todo, adoramos la Cruz, quizás la cruz más fea que yo jamás he adorado. Impresionaba ver las diferentes muestras de respeto, prosternación, y adoración ante tal signo de Salvación. Me pudo parecer que faltó silencio en la celebración, pero nunca faltó sentido de aquello que se celebraba, y es que para el baoulé “celebración” y “silencio” son incompatibles, más cuando se trata de la muerte, más aún cuando es la Muerte de Jesús, y ésta es para darnos vida y vida en abundancia. El momento de silencio y encuentro con el Crucificado lo pude encontrar en la soledad de la capilla de la comunidad en la que una avería la había dejado a oscuras, así acompañado de los cantos de la pastoral juvenil con los que tantas veces he adorado la Cruz, pude contemplar a Cristo en las tinieblas de la noche africana.


Falta el final....

viernes, 26 de marzo de 2010

Pascua sin pestiños ni boniatos


A diferencia de lo que sentía cuando se acercaba la Navidad, ahora percibo que la Semana Santa está a la vuelta de la esquina. Quizás porque el tiempo de la Cuaresma es más largo y pesado que el Adviento. Para llegar a la Pascua ha habido una buena preparación: las oraciones se han multiplicado, la gente ha hecho muchos días de ayuno, se han aumentado las colectas para atender a los más pobres y necesitados, cada viernes y en cada poblado las pequeñas comunidades de católicos han salido por sus calles siguiendo al Crucificado, cada grupo y movimiento ha realizado una peregrinación hasta otro poblado o hasta mitad del bosque para recordar al pueblo de Israel que anduvo por el desierto, también han tenido otro día de retiro, charlas, reflexiones, formación, confesiones...
En el aspecto exterior nada ha cambiado. No huele a incienso por las calles; no se escuchan ensayos de bandas de música; no he podido escuchar una saeta ni una marcha de Semana Santa, ni siquiera en mi ordenador, ya que éste murió y he perdido toda la música que traje; los santos de las iglesias no han cambiado de vestuario ni de ropa, quizás porque aquí no hay más santos que los que se sientan cada día en los bancos; no hay pregones, novenas, triduos ni quinarios; no hay mantillas, medallas, túnicas ni capirotes; no hay levantás, fajines ni pasos; no huele a pestiños ni boniatos; no hay vacaciones hasta el mismo Viernes Santo; y por supuesto nadie estrenará el Domingo de Ramos, ni llevaremos olivos en las manos.
Hay algo que sí ha cambiado, es el cartel de la misión que ya lo he acabado. Había reservado un espacio en blanco donde he dibujado en color rojo pasión, rojo redención, una gran cruz. He escogido la cruz redentorista, con los símbolos de la pasión y la presencia del Espíritu que Jesús nos dejó en el momento de su muerte. Con ésta cruz he querido testimoniar el paso de tantos misioneros que han anunciado la abundante redención del Crucificado-Resucitado, tantos que por Tiébissou han pasado y se han gastado, e incluso en este país su vida han dejado como fue el caso del P. Carlos.
La cruz ha sido una buena oportunidad para dar una pequeña catequesis a quienes venían a preguntarme qué significaba todo eso. Muchos de los jóvenes que se preparan para el bautismo eran capaces de reconocer la cruz, pero no sabían del significado de los elementos de la pasión como los clavos, el INRI, el monte Calvario, la esponja o la lanza. Algunos otros, a los que les dije que en ese espacio en blanco estarían representados, han venido a decirme que les había engañado. Yo les invitaba a volver a mirar la Cruz, y a descubrir que en ella estábamos todos representados, pues en la Cruz es donde Cristo nos ha salvado a todos y cada uno de nosotros. Ahí, en cada trazo del pincel ha quedado dibujada nuestra historia.
Pero esta vivencia de la pasión como misericordia, amor, perdón y salvación, no es vivida de la misma manera por todos los que dicen llamarse cristianos. Esta mañana un joven me contaba preocupado, cómo su novia que pertenece a una “iglesia Evangélica” le dice que su Dios no es el mismo de los católicos y que estamos equivocados. El joven dice estar cansado de oír a su chica hablar de que todo es pecado, de que estamos condenados, del diablo, del castigo divino, de milagros y espectáculos. Está cansado de verla sufrir y llorar por su propia condena. Cansado de oírles orar gritando cada uno por su lado. Cansado de ver la falta de libertad de su novia cuando ha sido “obligada” a poner como favorito de su móvil al “pastor” de esa especie de “iglesia” que cada domingo le llama para “dirigirla”. En algo estoy totalmente de acuerdo con esa chica, en que si ese es el dios en el que creen, ese no es el dios de Jesucristo, y por tanto ese no es el dios de los cristianos.
Como pude comprobar hace unos años durante la misión en Honduras, estoy viendo como también en África puedes encontrar todo tipo de iglesias bajo el título de “cristianas”. Una al lado de la otra, y cada cual con los equipos de sonido más potentes para impedir a su vecino que su palabra sea escuchada. Aquí las “iglesias” nacen como champiñones de un día para otro. Es normal en países pobres, donde muchos se aprovechan de la pobreza y de la miseria de esta gente. Muchos quieren sacar tajada del débil, del desesperado, del que nada tiene ya que perder y está dispuesto a entregarlo todo esperando que llegue el milagro que le cambie toda la vida. Pero desgraciadamente éste no va a llegar y la persona va a hundirse aún más en su desgracia. Estas “iglesias” no son salvación para nadie a excepción de los “pastorcillos” de turno que ven aumentar sus ingresos.
Cuando leo los Evangelios para el Domingo de Ramos, veo que poco ha cambiado desde los tiempos de Jesús. Cuando Jesús entra en Jerusalén, dice Lucas, que las masas comienzan a alabar a Dios a grandes voces por todos los milagros que habían visto (Lc 19, 37), y el mismo Herodes se alegra mucho al ver a Jesús, pues esperaba verle hacer algún milagro (Lc 23, 8). Pero cuando la gente va en busca del milagro y del espectáculo (Lc 23, 48), es cuando Jesús no baja de la cruz y decide amarnos hasta el extremo con su vida. Es cuando Jesús no juega a la magia como un tal Coperfild que desaparece delante de los ojos de los espectadores y sale huyendo. Es cuando Jesús decide permanecer en la cruz, muerto, crucificado y traspasado a la vista de todos, hasta más tarde ser bajado por otros y depositado en la tumba.
A las puertas de celebrar el gran Misterio Pascual, te digo Jesús: ¡Gracias por seguir salvándonos en las cruces que cada día portamos, sin milagros ni espectáculos, sin pestiños ni boniatos!

jueves, 18 de marzo de 2010

Somos de colores

En muchas ocasiones hemos oído eso de “no todo es blanco o negro, existen los grises”. En África estoy descubriendo, que justo lo que no existe son “los grises”. Aquí existen los colores y los matices. El gris es el color de los tibios, y aquí uno no puede ser tibio.
Cuando en cada saludo preguntas “comment ça va?” (¿cómo vas?), la respuesta nunca será ni “muy mal”, ni “demasiado bien”. La mayor parte de las veces escucharás “un peu” (un poco), que puede ser “un poco bien” o “un poco mal”, para no dar muestras de una salud excesiva que puede ofender a quien está a tu lado y no la tiene, y para no dar lástima a quien te pregunta y dejarlo preocupado. Una vez que vas conociendo a la gente, sabes que “un peu”, casi siempre es “un poco mal”, y que tienen algún problema o alguna enfermedad. Cuando preguntas por la causa de su mal, “je suis palú” (tengo paludismo) es su respuesta habitual. Pese a su mal, nunca son personas grises, y siempre te responderán con una gran sonrisa, un estrechón de manos y un repetido “merci mon frère” (gracias hermano). Creo para el africano es más difícil caer en depresión que para nosotros.
Blanco y negro son dos extremos que aquí no tienen cabida, por más que los niños me llamen “tubabú”, “blonfué” o “le blanc” (el blanco). Los jóvenes más osados observan mis brazos y levantan un poco la manga para descubrir que debajo, mi color es mucho más claro. Rápidamente levanto un poco la camiseta y pongo mi brazo al lado de mi barriga, provocando sus risas y sus palabras de “¡tiene dos colores!”, y respondo que hasta tres si llegan a ver otras partes aún más claras que no es cuestión de mostrarles. Ellos sienten con orgullo que mi color cada día esté más próximo al suyo, y a la vez saben que la diferencia entre los hombres no es tan grande. Yo les digo que todos los hombres y mujeres somos del color de la tierra secada al sol de la que fuimos formados. En África la tierra es más rojiza y oscura, mientras en España es algo más clara, pero que se puede oscurecer.
Casi todas las tardes saco un rato para visitar a los chicos que viven en el Foyer (Hogar de Estudiantes) de Ntra. Sra. del Perpetuo Socorro que tiene la misión. Son jóvenes que realizan un gran esfuerzo para sacar adelante sus estudios en un medio en el que carecen casi de todo. Cuando me ven llegar encuentran en mí una oportunidad para preguntar y resolver muchas de sus dudas y curiosidades. Sus cuestiones muchas veces son para comparar mi país con la Côte d’Ivoire, y casi siempre yo evito dar muchas explicaciones para que la comparación no resulte ofensiva. No todo es blanco o negro… existen los colores.
Entre sus cuestiones: “¿estudiáis los mismos años que nosotros?”, “¿estudiáis las matemáticas, la historia y el inglés?”, “¿también la educación física, la plástica y la música?”, “¿tenéis piscinas en los colegios?”, “¿tenéis ordenadores?”, “¿y hay alguna biblioteca como ésta?”, “¿y un foyer como éste?”, “¿tenéis “caquis” (el uniforme)?”, “¿los alumnos van a clase en bus?”, “¿hacéis el Bac (Selectividad)?”, “¿hay universidades?”…
Entre las respuestas, algunas les parecen imposibles de creer, como que en cada clase haya unos 30 alumnos, frente a los 90-100 que aquí hay. Cuando otro día les explicaba el proceso educativo, y les decía de manera simpática que después de la etapa de la universidad, viene la etapa del paro, nadie creía que en España pudiese haber parados. Otro joven hoy me preguntaba si había mendigos que pedían por la calle. Ante la respuesta afirmativa el joven se ha quedado paralizado y me ha dicho: “Jamás podré imaginarme a un blanco mendigando. Vosotros allí tenéis trabajo y bienes para todos”. Sus respuestas también a mi me dejan paralizado y sin más palabras que las de Jesús: “pobres los tendréis siempre con vosotros”.
En este V Domingo de Cuaresma encuentro una invitación a levantar la cabeza, a mirar adelante, a caminar hacia el futuro, a reponernos de nuestros pecados y debilidades como hace la mujer adúltera. Jesús hoy escribe en la tierra nuestras pobrezas y pecados y los borra como figura de arena que se desvanece en la playa. Pobrezas y pecados de todos, de un continente y de otro que nos hacen solidarios en la fragilidad de la condición humana, pero que quedan perdonados para poder abrirnos nuevos horizontes. Éstos somos los hijos de Dios.
Siento que estos jóvenes que buscan saber de otros países, de otras razas, de otros continentes, están descubriendo que “algo nuevo está brotando” y “se lanzan hacia adelante corriendo hacia la meta para alcanzar el premio al que Dios nos llama en Cristo”, que es el del poder llamarnos HERMANOS, pues somos hijos en el Hijo.
Recuerdo antes de despedirme la letra de una canción de Tonxtu que decía así: “Somos de colores. No tenemos ni nombre, pero tenemos algo que por la noche se esconde: un gran sol, un sol dorado…”.
Sólo tenemos a Jesucristo, el Sol dorado, la Luz del Mundo que resplandece desde la Noche de Pascua, y que nos hace particulares, que nos pinta de colores a los que hemos sido creados iguales del barro de la tierra.

viernes, 12 de marzo de 2010

Misión, un lienzo en blanco

Uno de los objetivos que me propuse como parte de mi misión en Costa de Marfil, era compartir con amigos y conocidos experiencias y reflexiones que viviese durante este año de pastoral. A pesar de algunas dificultades técnicas, Dios me regala la posibilidad de comunicarme con cierta periodicidad, y acercaros un poco más esta realidad del continente africano.
Uno se siente prismáticos y altavoz, instrumento por medio del cual muchos están pudiendo conocer y descubrir a estos hermanos, sus tierras y cultura.
Por medio de lo que voy escribiendo y otras iniciativas, jóvenes y niños de algunos colegios y grupos parroquiales han contactado y escrito a jóvenes y niños de Costa de Marfil, iniciándose un primer acercamiento, posibilitando un mutuo conocimiento.
Uno siente que gracias a internet y las redes sociales, la Iglesia hoy es más católica, más universal que nunca. No importa a cuantos llega esta misión; me basta saber con un email, un sms, una llamada, una carta, que muchos rezáis por esta gente y esta Iglesia. Saberse y sentirse sostenido cada día por la oración de todos vosotros, anima y fortalece mi fe para seguir comprometido con el Evangelio.
Hay mensajes de los que he recibido que simplemente me sonrojan, cuando me llaman “poeta”, “escritor” o “artista” por aquello que he escrito. Mensajes que me emocionan cuando me dicen sentirse comiendo o caminando con este pueblo Baoulé como si estuviesen a mi lado. Hay mensajes que parecen proféticos cuando me preguntan qué es lo que estoy pintando para describir la realidad que veo como si se tratase de una colorida acuarela que tanto me gusta dibujar.
El lunes hará dos semanas que ando entre brochas y pinturas. No se trata de un dibujo en papel, sino del muro de la parroquia, lo que estoy pintando. Cuando llegué a mediados de febrero a Tiébissou, vi que el cartel que anunciaba la Misión estaba muy estropeado. Alguien me dijo que podría pintarlo y acepté encantado. Nunca pensé que un trabajo me diera tantas posibilidades de conocer y estar cerca de la gente.
El cartel en cuestión hace chaflán, en la esquina de la tapia de la iglesia y mide más o menos 3x1,75 m. En el terreno de la Misión se encuentra la iglesia, dos escuelas católicas, las casas de los maestros, la comunidad de los misioneros redentoristas y el foyer de chicos, la de las carmelitas y el foyer de chicas, la biblioteca, el campito de futbol, apatanes y salas de reuniones. Todo está atravesado por el camino que lleva a los poblados y que es la ruta que cada día toman más de cuatro mil jóvenes para ir a los institutos que se encuentran al final de la cuesta. Justo al otro lado del cartel está la gruta de la Virgen de Lourdes, titular de la parroquia, y confidente de todas las conversaciones que estos días estoy teniendo con tantos jóvenes, por los que a buen seguro está intercediendo.
Paso horas y horas viendo a jóvenes pasar como una auténtica riada, que en ocasiones se sale de su cauce para en el remanso del chaflán de la iglesia hacer una pausa junto al cartel de la Misión y conversar un rato con el pintor, el misionero, el padre, el hermano, el amigo, el blanco o el español, como cada uno se le ocurre llamarme. No tengo ningún remordimiento de dejar de lado los pinceles y conversar con ellos el tiempo que haga falta. Las conversaciones son de todo tipo, desde los que estudian español y quieren hablar un rato, a los que quieren bautizarse, o te quieren hacer alguna pregunta sobre la Iglesia, la fe o los misioneros. Muchos se interesan por mi país y mi familia. Otros se te quedan mirando simplemente aprendiendo del trabajo que estoy haciendo. Los hay que vienen ya todos los días a saludarme o a presentarme a sus amigos o a sus profesores. Los hay que quieren ser pintores, hacer caligrafía, geometría, artes, arquitectura, y ven en el cartel una posibilidad de aprender. Los hay que quieren enseñarme a hablar bauolé, a danzar, a cantar, a comer sus platos típicos e incluso a jugar al futbol. Los hay que miran mi color bronceado de piel, que me tiran de los pelos de las piernas, que admiran mi cabello. Los hay que simplemente quieren ayudarme y se ponen a raspar, a sujetar las reglas, a coger la brocha, a mover la pintura o a fijar la cinta adhesiva. Algunos empiezan a poner faltas, pero sus amigos los callan rápidamente, y otros, sin llegar a saber por qué, me dicen “gracias” cada vez que pasan. Y los hay samaritanos que me ofrecen la bolsita de agua o el bote de refresco.
Al final de la tarde llega mi momento preferido, cuando los niños salen de la escuela y se te echan literalmente encima, temiendo por la limpieza de la lenta obra. Es el momento de la distensión y empezar a recoger, amenazando con pintar a algún mocoso de blanco para que sea como yo un auténtico “blonfued”. Les he enseñado una canción y a bailar el “chipi-chipi” y cada tarde me piden que les enseñe un nuevo movimiento del baile, así que es necesario hacer un poco más el payaso y bailar con ellos.
El muro ha pasado por diferentes etapas que pueden recordar al proceso cuaresmal. La semana pasada fue el raspado y limpieza, y en el fin de semana estaba ya pintado enteramente de blanco. Es como más bello me parecía, parecía un espejo en el que todos los que se paraban se veían reflejados. Cuando los curiosos querían saber que iba a dibujar, les pedía una foto para poner sus caras o sus nombres en el muro, y ellos reían. Confieso que es lo que verdaderamente me hubiese gustado hacer, pintar ese lienzo blanco con todos ellos. Esta semana comencé la escritura y el diseño, y a introducir la pintura de color, si bien he reservado un espacio para la sorpresa. Ya comienza a poder leerse “Mission Catholique – paroisse Notre Dame de Lourdes”, y los más críticos ven que la pintura no está quedando perfecta y hay algún chorreoncito, lo que aprovecho para recordarles que perfecto sólo es Dios, y eso nos recordará nuestras limitaciones. Pese a todo no he acabado y serán necesarios algunos retoques posteriores. Espero que cuando llegue la Pascua el cartel esté acabado, y cada vez que lo mire veré en él a toda la gente que junto a él se ha parado y me ha animado.
Cuando algunos me preguntan dónde voy a firmar la pintura, respondo que en ningún sitio, y recuerdo aquello que una vez aprendí sobre las espléndidas catedrales, cuyo autor humano era desconocido, y que tenían como único arquitecto al mismo Dios para quien estaban siendo construidas. En este IV domingo de cuaresma, me encanta escuchar la frase que el Padre da al hijo mayor, “todo lo mío es tuyo: deberías alegrarte”. Esa es la grandeza de la Misión, poder compartir aquello que cada uno hemos recibido y que pertenece a todos, sin derechos de autor, y alegrándonos todos por ello.
No cabe duda que tras el cartel de la Misión también veré dibujados a los que este año os estáis parando a mi lado en esta pantalla del ordenador. Gracias de corazón hermanos¡

lunes, 8 de marzo de 2010

La Pascua de la Tierra

Dos expresiones sobre la tierra podemos encontrar en las lecturas de este Domingo III de Cuaresma: Cavar la tierra y pisar tierra.
Venimos de celebrar una conferencia sobre el cambio climático en Copenhague, estamos conmovidos por los terremotos de Haití y otros países, y nos sobrecogen las imágenes de las inundaciones que estamos teniendo en nuestras tierras. Las preguntas y las investigaciones sobre el comportamiento del planeta se suceden.
África ama y respeta la tierra de una manera única y no siempre comprensible para los que no pertenecemos a esta cultura.
Recuerdo que las primeras fotos que tomé en Costa de Marfil fueron a la hora de la puesta de sol, que es cuando la tierra toma esos colores rojizos y anaranjados que tanto enamoran al extranjero. A mí me cautivaron desde la primera imagen. Los colores cálidos hacen creer que la tierra te acoge verdaderamente como a uno de sus hijos nacido en ella.
En España cada vez estamos más acostumbrados a vivir de espaldas a la tierra, vivimos sobre asfalto y ladrillo, y ver la tierra supone toda una aventura. Eso en África sería imposible. Aquí se camina por la tierra, los suelos de las casas son de tierra, y sus muros son de tierra, incluso se respira la tierra cuando estamos en la estación del Armatán en la que una nube de polvo rojiza envuelve todo.
En Tiébissou estoy conociendo numerosos poblados. Me encuentro en el corazón del Pueblo Baoulé. Para ellos todo el que no ha nacido en el poblado es un extranjero, a quien hay que acogerlo con la mayor hospitalidad. Es necesario hacerlo sentir cercano a su tierra para que deje de ser extranjero. Por eso el primer gesto es ofrecerte asiento. El jefe que te va a recibir, nada más verte llegar de lejos ya ha enviado a uno niño a buscar la silla baoulé en la que me voy a sentar. Es muy cómoda y muy baja, con lo que estás casi sentado en el suelo, tocas la tierra con las dos manos, como si la acariciaras mientras te están dando la bienvenida. Cuando me doy cuenta ya tengo como ellos mis pies descalzos, sintiendo la sacralidad de esta Tierra. El Baoulé sabe como Moisés que la tierra que pisa es sagrada, por eso camina con cuidado, como acariciándola para no despertarla. El Baoulé sabe que es necesario tratarla así para que el Dios que la ha creado no se enfade con el hombre. El Baoulé no necesita más explicaciones científicas sobre cambios climáticos para saber que la tierra está en sus manos.
A continuación me ofrecen de beber. Como vaso una especie de calabaza y por bebida un vino de palma fruto del trabajo de los hombres del poblado. Pero antes hay que tomar un poco de agua, y derramar antes de beber, un chorro de agua para calmar la sed de la Tierra. El agua que la Tierra y yo hemos recibido me habla de hospitalidad y de hermandad, me habla del barro del que todos hemos sido creados. Este gesto lo he tomado como símbolo para esta cuaresma, en la que convertirse y creer en el Evangelio no es otra cosa que actuar como hermanos hechos de un mismo barro.
Y un par de paisanos están regresando del campo. Vienen con el machete en una mano y la daba sobre su hombro. A toque de suaves golpes han estado trabajando, cortando la hierba y totalmente doblados han estado cavando con esas azadas de mango tan corto. Al lado de donde estamos sentados, unas mujeres y algunos niños están barriendo igualmente totalmente doblados, dejando sobre la tierra los bellos trazos de las varas del escobón como ninguna solería podrá reproducir jamás. Desde que llegué a África me había estado preguntando porqué no utilizaban mangos largos para azadas y cepillos, trabajando erguidos y más cómodos; hoy creo que para esta gente eso no sería más cómodo, y además trabajando doblados pueden tener su corazón mucho más cerca de la Tierra y sentir su latido acompasado y apasionado, escuchando incluso como algo nuevo está brotando desde dentro, como los frutos de la higuera, o del mango bajo cuya sobra nos encontramos, van abriéndose paso.
Como la escena de Abrahán en la Encina de Mambré (Gn 18, 1ss), hoy la hospitalidad de estos paisanos bajo el Manguero de Yeboubo me hablan de que estamos cerca de la Pascua de la Tierra.

sábado, 20 de febrero de 2010

I Cuaresma: manifestaciones, ayuno y poblados

Este viernes ha sido el primero de la cuaresma, para los cristianos es día para abstenernos de comer carne, gesto de todas esas cosas superficiales de las que nos podemos privar cada día.
En África es fácil privarse y abstenerse de esas cosas superficiales, simplemente porque no las tienen. En alguna cuaresma me propuse como gesto privarme del chocolate, y recuerdo lo que me costó mantenerme sin probarlo. También uno reduce la cantidad de comida y ve que no muere de hambre por ello.
En una formación de catequistas ante la pregunta ¿de qué se podría ayunar en esta cuaresma? sus respuestas por escrito fueron éstas: “Bebida (II), alcohol (II), drogas, cigarrillos (III), vicios como la habladuría excesiva (crítica), las salidas y las relaciones sexuales (II); placeres carnales, placeres sexuales, los audio-visuales (películas), juegos peligrosos, medicinas tradicionales.” Esta lista me sorprendió por las cosas que aparecían y que nada tienen de superficiales, quizás es sus casos, las habían incluido simplemente por el excesivo abuso de las mismas; también me sorprendió la ausencia de referencias alimentarias al hablar del ayuno.
Cuando aquí hablan de estas cosas, a nadie se le ocurre privarse del “attiéké”, el plato más popular de Costa de Marfil, una especie de granos sueltos hechos con harina de la mandioca y que se acompaña con todo, algo así como unas migas suelta, en muchos casos es lo único que tienen para poder comer. Por supuesto que tampoco se les ocurriría reducir su alimentación puesto que puede que sólo y con algo de suerte, muchos de ellos coman una vez al día.
Este viernes ha sido día de salir a los poblados y visitar a las pequeñas comunidades de cristianos que tras muchos años poco a poco se van formando. Acompañé al padre Gérad, un redentorista francés, a Lomokankro (Poblado del interior del chef Kan). Al atravesar la carretera vemos que empiezan a congregarse los primeros grupos de manifestantes por la difícil situación socio-política que atraviesa el país.
Llegamos al poblado temprano, y allí ya están esperando los primeros cristianos que reciben la llegada del padre y el nuevo con gran cordialidad. El poblado me parece lejísimos, hemos ido atravesando otros tantos poblados dispersados a lo largo de la pista, siempre llenos de gente entorno al árbol o al fuego de la cocina, sentada o recostada. Son típicos, de casas de barro y paja y algunas de bloque, las menos. Los niños, medio vestidos o medio desnudo, cerca de la pista juegan, pelean y saludan al que pasa. Cuando vi el plano, vi que este poblado es de los más cercanos e importantes a los que vamos, ¿cómo serán los otros?
En el pórtico de una casa se va a celebrar la eucaristía, como hacían los primeros cristianos. No hay hora fija, pero se hace tiempo para que los cristianos vayan llegando. Detrás de la casa están construyendo su humilde capilla, también de barro. Conocen a todos los redentoristas españoles que por aquí han ido pasando, por supuesto que también hablan de Carlos. Cuando hablo con ellos de todos mis hermanos, siento un gran orgullo y doy gracias a Dios por cada uno, y por permitirme formar parte de esta bella y apasionante misión.
Son unos 30 adultos, mujeres en su mayoría, más una docena de niños, la mayor parte bebés. No por ello faltan todos los ministerios posibles que ya hay o que aquí han inventado: lector, traductor, acomodador, orden, danza, limpieza, director, coral, colecta, avisos…
El Catequista es un joven líder, Guillermo dice ser llamado por los españoles. Todos me acogen con gran cariño entre ellos y me nombran desde ya el nuevo cura (párroco) de su comunidad, ésta gente no deja pasar las oportunidades. La verdad que es fácil que te roben una parte de tu corazón con estos chantajes emocionales. “Dios dirá” es una buena respuesta para no crear falsas esperanzas.
Me sorprende que sólo 5 personas hayan comulgado. Esto indica lo lento que es el crecimiento de estas primeras comunidades.
Pasamos toda la mañanao con ellos, hablando y resolviendo problemas teológicos y prácticos que no saben resolver del tipo “¿qué bautismo es mejor el de inmersión o de aspersión?, dicen que el segundo no vale”; “¿puede una católica ayudar a una “celeste”(secta) a ayunar para conseguir una gracia por un problema en su familia?” Quiero ver detrás de estas cuestiones un deseo de mantenerse fieles a la fe recibida y no desviarse rápidamente. El tema de cohabitaciones, concubinatos, poligamia, o resistencia ante el matrimonio son de las mayores obsesiones y problemas de estas comunidades.
Mientras se resolvían los problemas, me he puesto a tocar el tantán y tratar de aprender a tocar el ahokó, ese palo con espiral y un par de semillas que llaman instrumento musical. Es fácil ganarte a esta gente interesándote por sus costumbres, cantar como ellos, danzar o tocar sus aparatos, así como jugar, tocar y besar a sus hijos, algo que les asombra muchísimo que haga un blanco.
Antes de llegar a cada poblado encuentras una gran y densa arboleda que llaman el “bosque sagrado”, junto a él está el cementerio, donde me llama la atención ver las tumbas con cubos de agua boca abajo, que dicen que es por si el difunto en la otra vida tienen necesidad de lavarse. También hay sobre la tumba objetos personales como las sandalias que llevó en su peregrinar por este mundo. A los pies de la tumba varias botellas vacías y clavadas boca abajo en la tierra, con la que regaron la tierra el día del entierro con el fin de emborrachar al difunto antes de entrar en la otra vida. La imagen es sorprendente, en lugar de cruces ves cubos y botellas. En estos poblados las condiciones son mínimas. Tienen luz en sus casas (cuando el gobierno no nos la corta), pero el agua tienen que ir a buscarla bien lejos. He visto a varios niños con las cabezas llenas de llagas, o las manos con heridas desde muy pequeños, y no creo que tengan muchas posibilidades reales de curarse.
Gèrad me ha ofrecido el poder quedarme en algún poblado durante algunos días, para vivir con ellos, así como instruir al catequista y los fieles a modo de cursos intensivos de pastoral. Creo que sería muy interesante y apasionante.
En la tarde-noche tuvimos, ya en el pueblo de Tiébissou, el primer “Camino de la Cruz” (Viacrucis), creo que seríamos más de 400, y verdaderamente impresionaba verlos caminar en la oscuridad, o arrodillados ante cada estación. Muy sorprendente ha sido ver tal cantidad de chicos y chicas jóvenes tan recogidos y rezando quizás por su país, y contrastando con los que esta mañana se estaban congregando para la manifestación contra el presidente.
Éste ha sido mi primer viernes de cuaresma en misión, y verdaderamente lo he disfrutado.
Miguel C.Ss.R.

C'est l'Afrique y Esto sólo pasa en Madrid

Una escalera desde Aluche a Côte d'Ivoire